Repasemos la historia reciente. Uruguay entra a la Copa del Mundo ganando lastimosamente el repechaje contra Costa Rica, por ser desplazado a la quinta plaza sudamericana aquella noche lluviosa en que los argentinos nos enteramos que Toti Pasman también la tenía adentro.
Sorteo FIFA. Uruguay cae en el Grupo de la Muerte, y aún así el Maestro Cadáver, sorpresiva e inexplicablemente, no convoca al pelado Silva ni al gigante Boghossian, figuras y goleadores del torneo de AFA.
Los pronósticos los daban afuera en primera ronda, o a lo sumo, raspando un segundo puesto que pusiera enfrente a Argentina en la llave de octavos. Pero el affaire Domenech en Francia, y un Forlán que supo llevar las riendas del equipo, fueron motivos suficientes para clasificar a la Celeste primera del grupo, y entonces medirse con la temible...Korea de Sur.
Con sacrificio, y el termo entre las patas, superaron octavos; pero les esperaba un rival más duro aún, y con una gran historia en mundiales (¿?). Un rival que asusta, pero que nunca ghana.
Ya sabemos como sigue la historia, pero vale decir que lo del país africano fue tristemente amateur. Tres penales errados de cinco, incluyendo el del último minuto del alargue que hubiera cambiado la historia. ¿Y el arquero? ¿No sabía que Abreu la pica en once penales de cada diez que patea?
En fin, ahora toca Holanda, que si bien juega bien, tampoco es Brasil. Victor Hugo, Eduardo Galeano, Verugo Carámbula y Waldo de Videomatch no pierden las esperanzas. La yerba mate ya cotiza en bolsa, y su tendencia es, como mínimo, incierta.
